Corren los días del otoño del año 1756 y un joven médico inglés del condado de Staffordshire se acerca a la casa de un nuevo paciente. Aunque sus médicos le han desahuciado, un amigo de la familia decide enviarle al doctor Erasmus Darwin, que inicia ese otoño un camino de éxito profesional y social con la milagrosa curación del señor Inge. Con el concurso de unos pocos amigos y el padrinazgo de Benjamin Franklin, el doctor funda cuatro años después un grupo de reflexión y acción dedicado a promocionar el conocimiento científico y el progreso social. El Grupo Lunar se reúne en Lichfield una vez al mes coincidiendo con el plenilunio, y si para algunos parece ser una pequeña logia masónica, para muchos no es más que una congregación nocturna de lunáticos en torno a la mesa del, no obstante, apreciado doctor Darwin. Haciendo gala de buen humor, sus miembros resuelven firmar los documentos del Grupo como “Los Lunárticos”.
Sumido en una época apasionante de la historia de Occidente, Erasmus Darwin conjugó el ejercicio de su profesión con el interés por la ciencia y la técnica, la búsqueda del amor v